Es una pequeña parte de la novela que sigo escribiendo. Ojalá sea de su agrado.
Es el inicio que no quedó como definitivo en el ''producto final'' Ya que opté por otra introducción mas corta. Pero la idea de ''Gusto por sufrir'' inició así:
1 Prefacio
Ya me había envuelto en las sabanas
con las que me disponía a dormir; solo que mientras cambiaba de lugar en todas
direcciones comprendí lo más obvio del mundo, no podía olvidar ni por un
instante lo que había vivido, mi garganta estaba seca y mi lengua no apoyaba mi
situación, era necesario escapar pero, ¿hacia dónde? La cuestión; mis padres ya
dormían plácidamente y yo solo podía pensar en que debía levantarme ¡Ya! Me
senté sobre mi cama, ya no uso la típica pijama como a los seis años; traía
puesta una blusa floja muy aguada como si fuera a caerse una gran cortina, y un diminuto short me coloqué mis pantuflas
como cuando era pequeña, me puse de pie y un poco adormilada fui hasta la
puerta de mi habitación agarre fuertemente la perilla y despacio abrí la
puerta. Aquella no había sido una gran maniobra, solo intentaba borrar todas la
emociones, que desde mi punto de vista eran innecesarias para continuar.
Las escaleras para ir hacia la planta
baja parecían un laberinto interminable, y cuando logre pisar el último escalón
me sentí orgullosa de haberlo logrado; llegue hasta la cocina y mis temores más
profundos me atormentaron por completo… Nada podía ser más atemorizante que ver a esa persona tan fascinante
frente a mí, sus ojos me contemplaban fijamente y su voz me forcejaba, me
obligaba a prestarle mi total atención:
-¡¡¡CHSSS!!! No hagas
ruido, si lo haces tus padres despertarán y dudo mucho que me pase algo bueno.-
Sacudí mi cabeza y note que nada era conveniente a pesar de que él se
mantuviera de pie frente a mi rostro.
-¡¿Qué estás haciendo aquí?!
-Perdón es que…
-No, no, no, ¿cómo entraste? ¿Qué quieres? Luego de lo que pasó ¿Vienes aquí
de noche como si no hubiese pasado?
-Quería saber como estabas.
-No te creo.
-No porque no me creas deja de ser cierto.
-Y si
fuera así, podías haber venido más temprano, me supongo que sabes qué hora es.
-No, pero no me importo fuesen las cuatro de la madrugada habría
venido.- Su respiración había cambiado, la luz artificial estaba encendida y
pude ver como se sonrojaba y yo trataba de imaginarme el por qué de ello, pensé
en tantas posibilidades que no distinguí el tiempo que tarde en deducir.
Aquella persona perfecta logró
distraerme y fue bueno pues de otra forma habría permanecido más tiempo en mi
cocina:
-Lamento mucho haberte asustado, entre por la puerta de atrás, no
tenia seguro y vine por nada. Perdón creo que es mejor que me marche.Al parecer
estás bien.- Parecía muy dispuesto a retirarse
pero algo en mi no me permitió dejarlo ir, le
hice caso, y no lo dejé.
Lo sujete del brazo muy fuerte con
una de mis manos y con la otra me paré frente a él sin dejarle que me diera la
espalda, toque su hombro sin soltarle el brazo izquierdo y me tragué todos mis
nervios:
-No. No te vayas, no aún,
necesito decirte algo
-Pero pensé que…
-No importa lo que hayas pensado, tengo que decirte que son las dos de
la madrugada.
-Solo eso, eh, gracias… creo.- Su cara
me decía que estaba decepcionado y solté una risotada.
-No, también quiero que sepas que no podía dormir, porque solo pensaba
en ti
-¿En serio? Pero, ¿Dé que forma?
-Desde que te conocí me siento extraña, pienso en ti de manera absurda
y no me conozco lo suficiente como para saber qué es lo que me pasa.Todo esto
me ocurre desde… que me enteré de las cosas anormales, pero no consigo
comprender.
-Tal vez te entiendo, yo tampoco paro ni un instante, uno, en el que
deje de pensar en ti, pero yo creo conocerme bien, te recuerdo y solo quisiera
estar contigo, protegerte y no dejar que ellos ni nadie te lastime.
-No siento que sea así, me refiero a que no sé si es verdad.
-Tú lo dijiste, son las dos de la madrugada, escape de mi casa solo
para venir aquí y hacer lo que creo me corresponde…- Mis manos perdieron fuerza y las suyas tomaron mi rostro y se acerco
cada vez más a él; mi corazón se altero y sus latidos dejaron de escucharse en
el mismo minuto en que mis labios se enlazaron con los suyos; me habían besado
y el momento se volvió el más glorioso de todos… Explicar ese tipo de experiencias nunca es fácil, mis manos no eran
capaces de soltarlo por nada del mundo, solo quería que el momento durara más.
Justo cuando comenzaba a creer que
todo era real… mi madre me despertó del sueño más confuso que había tenido en
mucho tiempo. Al menos de los últimos dos días.
-¡Hija, hija, Melanie, ya es hora! ¡Tienes que ir a la escuela!- Me
gritó como si tuviera problemas de sordera, no los tengo, pero explicárselo a
ella sería como explicarle a un puerta, (es una buena persona, pero muy distraída)
así que me ahorro los comentarios.
Mis sueños nunca tenían congruencia. Siempre soñaba con él.
Siempre. De maneras distintas, y si no abarcaba él mis noches, entonces eran
personas extrañas que querían asesinarme, y entonces el héroe de la historia
aparecía y me salvaba. Nunca me había visto morir en mis sueños, ellos se lo
dejaban a la realidad que sí estaba matándome.