Pliegos Entintados

jueves, 30 de agosto de 2012

Gusto por Sufrir Especial

Esto justo se me ocurrió hoy el la mañana. 
No puedo poner imágenes de los personajes de mi novela pero por lo menos algo que los identifique. Así que espero que les guste...

Aviso que en sí esto contiene Spoilers y no a todos los personajes, más adelante colgaré a los que me hagan falta.

"GUSTO POR SUFRIR"










  
















Yeiii. Unos personajes ya los conocen y otros no, y unos son muy importantes y hasta ahora desconocidos.
Espero que les hayan gustado -y me faltan mas XD-
Espero que si les sirva para que se den una idea de lo que acontece con cada uno
¡Besos y gracias por leer!




Capitulo 4----- Hanna & Alexa

Sigo pensando en el nombre jejeje, Ya llegará algo :D Mientras tanto... Un pequeño capi más


4- Hanna

El sábado por la tarde Alexa llegó temprano. Usualmente perdía el tiempo mas rato, pero hoy no. Justamente ella había llegado y yo estaba a punto de salir. Simon había prometido diversión. Y yo había prometido no irme a dormir tan temprano.
         -Bonita, no te quedes dormida. Te lo pido.
Recordando: películas en casa de Brenna: doce y treinta de la noche y yo cabeceaba en el hombro de Cail. Pero hace tiempo.
         -No esta vez- Prometí.
Llegamos hasta un callejón donde había un letrero que decía: Night Room, un nombre poco inventivo claro, pero alejaba a las personas equivocadas. Estaba ansiosa y tremulante.
         -Solo recuerda que aquí hay unos cuantos que no son muy confiables procura estar alejada de zonas oscuras…
         -Si papá…- Le interrumpí, eso lo sabía bien.
Me dedicó una sonrisa y bajamos del auto. Estaba a punto de adentrarme a un bar para personas que no solo eran de mi raza.
No sé como, pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba adentro, Simon tenía influencias o el lugar pésimos guardias.
Me dejó en la barra, él fue a saludar a unos amigos que yo no conocía, pude ver caras que sí, como a Cail y Denisse, creí ver a Trevor pero no estaba muy segura.
         -¿Qué hace una linda dama en un lugar como este?- Esa voz me recorrió el espinazo de forma aterradora. Seguro ese hombre era un vampiro.
Supuestamente en esta case de lugares a ellos les es difícil reconocer a los que no lo son, pero al parecer ese hombre que parecía borracho me había descubierto. Simon no estaba cerca.
         -Viene conmigo…- Le dijo la voz poderosa del chico que me encantaba.
Me incomodó sentirlo tan cerca. Se puso tras de mi tomándome de la cintura con una mano. Demasiada confianza. Él hombre dio un respingo y se alejó. Ray me tomó del brazo y me llevó a una puerta al cruzarla me encontré con una bar pequeño y privado. Me ciñó contra la pared.
         -¿Qué haces aquí?
No comprendí si su tono era preocupado o molesto.
         -No eh venido contigo. Suéltame.
         -No… Hanna, es peligroso que estés aquí, debes irte. ¡¿Cómo entraste?!
         -No gracias a ti, seguro, obviamente no me lo habrías dicho.- Reproché molesta.
         -No es un buen lugar para ti…
         -¿Y si para ti? Dime de una vez ¿qué quieres de mí?
Sabía que era posible que la respuesta me dolería, peor necesitaba saberlo.
         -Todo- Me sorprendí. O había escuchado mal.
         -¿Qué?
Desvió la mirada. Si tan solo pudiera escuchar el palpitar de su corazón… Tal vez era mi imaginación pero parecía que si podía escuchar el rápido y casi imperceptible sonido de sus latidos. Me inmuté, eso debía ser imposible, era como si todavía quedara algo de vida en su ser.
         -Debes marcharte…
         -¿Eso quieres?- No sabía que estaba diciendo, ni a lo que me exponía.
         -Es peligroso- Su voz era áspera y entrecortada.
         -¿Porqué no me respondes? ¿A que le huyes?
         -Hanna, no quiero que nada te pase, si estás conmigo podrías salir lastimada.
         -… nunca creíste que la única persona que me puede lastimarme eres tú ¿verdad?
Apretó la quijada, como conteniendo infinidad de palabras que ansiaba por decir.
         -El que te calles me lastima ¿Por qué no lo entiendes? Si no te intereso… por lo menos deberías decírmelo de una buena vez ¿para que lo alargas si no importo?
         -¿Crees que me callaría si no importara? Es demasiado peligroso.
         -Nada… -Insistí- Dime lo que sientes… aquí y ahora…
Me miró desesperado como diciéndome que no le hiciera eso. Apretó los labios, giraba la cabeza para evitar encontrarse con mi mirada suplicante. Finalmente me tomó por los hombros, acercó su cara a la mía, yo no podía escapar aunque lo quisiera, mi espalda se posaba en la fría estructura de yeso.
Tocó mi mejilla e hizo una expresión que me decía que estaba reuniendo todas sus fuerzas para hacer lo que haría… como si necesitara demasiada fuerza para hacerlo. Y pegó sus labios a los míos. Abrió la boca y yo instintivamente respondí al beso, fue tan extraño y reconfortante al mismo tiempo, esperaba transmitirle lo que sentía através de mis emociones… No sabía que pasaba por su mente, pero tal vez él si sabía lo que por la mía…


lunes, 27 de agosto de 2012

Gusto por Sufrir Capitulos 21 y 22

Digamos que esto es como un bonus del día, ya que el capitulo anterior es muy corto y el siguiente también lo es, pondré dos más. 


21 Sin lágrimas


Ella cerró la puerta de mi habitación.
         -Entiendes más que yo. Siempre ha sido así. Eres fuerte Mel, mas que todos nosotros.- Ella era sabia, demasiado.
         -Ya sé, siempre me dices eso. Jean. Eres una estupenda hermana, me alientas, y todo eso. No quiero que me des un discurso.
         -Sabes sobre que es… Mamá y papá y el que te ignoren.

Ella realmente era sabia, lo sabía. Sus ojos dorados y brillantes no mentían, no me ignoraban -tanto-. Siempre la admiré, siempre la quise, aun que ella a Fer. Siempre perfecta, cabello que hace juego con el sol. Un rubio oscuro, un rubio perfecto. Mi hermano, ojos verdes, cabello más oscuro que el de Jean y el mío juntos.
         -Eso ya lo sé.- Dije.
         -Es muy duro…
         -¡Ya lo sé! No insitas, por favor. Ya sé que es duro, es duro que tengan una hija enferma.
         -No es eso… bueno no solo eso. Quieren entenderte, pero no lo consiguen.
         -Les doy tanta lastima. Que cuando debieron castigarme ¡no lo hicieron!
         -¿Esperas que yo te castigue?- Esa era una invitación, para mi pequeño futuro.
         -No. Libertad, si no es molestia. - Intenté fingir una sonrisa.
         -Bien. Fue bueno hablar de esto ya. ¿Estás preparada para tu nueva vida?
         -No.
         -Genial- La miré confundida, se sentó en la cama junto a mí, y el colchón se quejó- Las cosas saldrán mejor, será genial, muy interesante. Sé que no te gustan los cambios, pero serán buenos. Te lo prometo.

Acarició mi cabello lentamente, como si fuera incluso mejor que el suyo. Le sonreí, ella era mi hermana de verdad.
         -¿Cuándo?
         -Por la mañana.- Me abrazó con fuerza. Todo su amor iba depositado en eso.
La admiré aun mas, por que a pesar de que yo irrumpiría en su vida, en su matrimonio, ella me aceptaba. Aceptaba lo que sabía que era.
Mark, el mejor tipo que pudo estar a su lado. Él chico que esperó tres meses mas para su boda; solo por que su hermana estaba en el hospital, en su no-lecho de muerte. Y él me quería, me apoyaba, tanto como su hermosa esposa.
Si yo  moría antes de tiempo. Estuviese en donde quiera que fuese. Los extrañaría, mucho. Mas de lo que yo ahora mismo pudiese creer.






22 Evitando despedirme


Por suerte Mar aceptó verme en el café casi a las nueve de la noche.
El increíble cómplice mío: Mark, se ofreció a llevarme en su fabuloso coche.
La noche era fría, se divertía con los cuerpos de la gente. Era gracioso como me mordisqueaba la cara. Como picoteaba mis mejillas al salir del auto para entrar a la pequeña cafetería local. ¿Y eso era una ciudad?
         -Gracias por venir. - Le dije al friolento bulto de la mesa pequeña. El bulto se puso de pie y me abrazó con fuerza. Su enorme abrigo se tambaleaba.
         -No sabía que pensar. Tu llamada si que me sorprendió.
         -Siento preocuparte.
         -¡Nos era imposible encontrarte!. Fuimos a tu casa… nadie nos abrió. Era inquietante. ¿ Qué te pasó? ¿Todo bien?
         -No, bueno ahora lo está.- Si le decía una pizca de la verdad, no le haría daño- Estuve en el hospital…
         -¿Hospital?- Me interrumpió alarmada. Nos sentamos. Ella ya tenía lo que parecía un capuccino.
         -Nada grave, algo me hizo daño. Tal vez la comida del restaurante- la mentira iba ahí- pero me repuse.
         -Pudiste llamarnos. Hubiésemos ido a verte.
         -Si, no lo dudo. Sé que se preocuparon. Pero estaba medio dormida, no había manera. Mi celular se quedó en casa, y mis padres se quedaron en mi cuarto de hospital.- Ella dudó de mi expresión.
         -Suena creíble.
         -Como sea. Para lo que te llamé.
         -Es cierto, tú nunca me llamarías para algo por la noche si no fuese realmente importante.
         -Exacto. Me voy- ¿Cómo lo tomarás Marisol?- Voy a mudarme. Mañana. Apenas lo sé, y quise despedirme de ti al menos.
         -¿Qué?- Lagrimas de vuelta, intentando escaparse de sus ojos/ los míos- Debes estar bromeando.
         -No. Lo siento Mar, no fue planeado, pero el ambiente de este pueblo que se hace pasar por ciudad.- Naturalidad en mis palabras, naturalidad en mi voz y mi ser completamente. Nada que no demostrara quien soy yo, hoy y ahora. Sabía que pasando esto, yo no sería la misma.
         -Es triste ¿sabes?
         -No tienes idea de cuanto para mí. Perdóname Mar, no lo demuestro pero lo siento, es algo muy fuerte. Voy a perder todo aquí. Tu amistad, la de todos. Y son invaluables. Pero tengo que irme. Y despedirme de todos sería lo mas doloroso que podría hacer, por eso me voy solo diciéndotelo a ti.
         -¡Nunca! ¡Nunca perderás mi amistad! ¿Entiendes? Eso no va a pasar aun nos separen continentes.-Tomó mis manos por sobre la mesa, era fuerte- Eres especial Mel, que nadie te diga lo contrario. Sé que te llevabas mejor con Carrie, pero yo realmente te quiero, mucho, no hay amiga como tú.
         -Eso no es cierto. Tu, tu eres importante, y… Vasta, no quiero hacer esto mas dramático ¡mírate! Estás llorando.
         -¡Y tú! - Toqué mis pómulos, ¡Valla! Lloraba de verdad, lagrimas corriendo por mis mejillas, no demasiadas, lo justo para que Mar supiera que era importante, un recuerdo valioso en mi vida.
Mágico, lloraba mas por una chica, por una amiga, viva y coleando, que por un fallecido que es/fue mi mejor amigo. No sentí culpa esta vez.
         -Algo mas…- Y se secó las lagrimas que le quedaban en los ojos.- Tu y Brad.
29 de dic. 2011
         -Oh Mel, ¿Qué con eso?- Sonaba frustrada.
         -¡Oye! Yo me iré, así que quiero dejar las cosas en orden, lo más que pueda. Sé que te gusta, te eh visto.
         -Aun que así fuera, él, no siente lo mismo, no sirve de nada que lo intentes.
         -¡Mar! ¡A él le gustas, tanto o más que de lo que te gusta a ti! De verdad, si él no se anima, hazlo tú. Ya sabes, eso del siglo veintiuno y todas esas cosas. Vamos, tú… harás lo correcto. Como sea, me voy, Mark me está esperando afuera.
         -Está bien- Refiriéndose a lo de intentarlo, o no,- Cuídate. Y por favor, visítanos seguido.  No nos olvides.- Nunca, imposible, incluso, si mi enfermedad no me acabara pronto, yo… podría volver, volver a mi casa, a mi vida. A todo. - Y en cuanto llegues, llámame. Cuéntame como es el ambiente de donde quiera que estés.
Nos sonreímos, nos despedimos. Y se lo prometí; yo volvería pronto, al menos para visitarla. Y ella prometió no decir nada, no hasta que yo me hubiese ido, no hasta que yo la llamara desde mi nuevo hogar.
Le di un abrazo y salí del lugar.


Gusto por Sufrir 20vo Capitulo

Finalmente el capitulo 20....


20 Ardiente. Rabia


El día estaba frío. O mi interior lo estaba. Mis padres ni siquiera se dieron cuenta de que no pasé la noche en casa. A ellos de verdad no les importaba. Era muy deplorable. Había leído historias sobre eso; padres despreocupados; hijas, madres adolescentes. Pero no creí que eso pasara en la vida real. Por lo menos no en mi vida -solo la parte de ser madre adolescente-.
La semana más deprimente. Justo cuando le dije a mi doctor que no me había sentido mal -lo cual mentí- me sentí muy mal.
La tarde del jueves: la peor tarde del año. Escalofríos me recorrían, mis huesos ardían, mi cuerpo estaba tan pesado que no podía ni levantarme hacia el baño. Obviamente, nada de fiesta… ¡claro que no pensaba ir!
Viernes: no mejor al jueves.
Sábado y domingo: me hospitalizaron.  Mi condición no mejoró hasta el lunes.
Lunes… Martes y miércoles: Reposo en casa. Me dio algo de impotencia el recordar a mis… compañeros -ya no sabía si debía atreverme a llamarles amigos-, tal vez, ellos creían que las verdades que me habían expuesto eran algo muy fuerte para mí. Pero no era así; nadie sabía de mi enfermedad. Así que nadie sabía por que me ausenté a clases.
Recordé:
Mi madre llorando, cuando ella lloraba por mí. Papá preocupado, mi hermana dudando si debía casarse o no. ¿Cuánto tiempo desde eso? Incluso Fernando se sentía mal por mí. Pero lo olvidaron. Decidieron que no incluirme en sus vidas era lo mejor.
Jueves: Jeannette vino con Mark por la mañana. Todos ahí reunidos. Mi celular: repleto de mensajes de mis compañeros de clase. Había de Marisol, Jackie, John, incluso de Connor el de él era enviado por parte de Ethan -seguro-. Extrañamente Carrie también intentó comunicarse. Y una de un número desconocido:
¡Hola! Soy Zack, este es mi número, así que agrégalo (si quieres). Todos estamos preocupados. No contestas el teléfono. Incluso han llamado a tu casa pero nadie contesta. Solo espero que estés bien. Si puedes llámame. De verdad quisiera saber como estás. Bien, espero verte, adiós.

Mi familia y yo teníamos un acuerdo; nadie contesta el teléfono o hace llamadas cuando yo estoy en estado de ‘‘alerta’’, nadie le dice a nadie de lo que tengo. En realidad no hay  que decir, incluso para nosotros esto es desconocido. Ni Caroline la mejor amiga de mi madre lo sabe. ¿Vergüenza de su hija? No lo creo, pero, quizá.


Capitulo 3---Mi novela- Hanna & Alexa

Uno más. Todo ha sido sacado de mi imaginación. Toda la historia ect etc. Asi  que espero que os guste



3- Alexa

Existen tres categorías de linaje entre los vampiros.
La primera: los Rectos o rectores, son los que lideran y crean a sus grupos. Si ellos no existieran la raza tampoco. Los rectos se encargan de crear a la segunda parte del linaje: Los Sequos, que no son de sangre pura, son el ejercito personal que los rectores crean para sus beneficios; finalmente están los transformados por Sequos: Plejios, estos no pueden transformar a ningún humano con su mordida, por lo cual, los Rectores siempre buscan crear pocos Sequos que se encarguen de crear a sus señuelos o súbditos, que no tengan forma o poder de vencer a sus rectores, solo los crean para que obedezcan. Los rectores son capaces de procrear vida. El tiempo en que los hijos rectores se estancan en el tiempo varía en cada individuo dependiendo de su progenitor y la decisión del mismo; pero en la mayoría de los casos ninguna de las anteriores repercute en el suceso, ya que todo depende de los días que desde nacer les son concedidos.
Bien, eso es todo.- Concluyó Janelle.
Google siempre tiene de todo, le pedí que investigara sobre la metamorfosis vampiresa, había tantos relatos sacados de películas ficticias, que este artículo pareció más convincente ya que no se parecía a ninguno del resto. Era autentico.
         -Lee otro, seguro un fanático lo inventó.- Le pedí.
         - Hemos leído artículos toda la tarde. ¡Otro no por favor! Seguramente, es lo típico, si uno no te muerde no hay cambio, mira a Simon y Cail. Pregúntales.
         -Si fuera así de sencillo, ya sería una vampira. ¡No Janelle! ¡Por favor!
         -Mira- Señaló la pantalla- Si tuviera que creer en una página de este tema, le creería a esta, por que mira que imágenes tan ‘‘realistas’’ y mira, lo obtuvieron de un libro finlandés que en realidad es de alguna parte de Italia…
         -¿Y?
         -Que es el libro confiable de Brenna, debiste pedírselo. No me hubieras obligado a leer tanto… En serio Alex, esto es cosa de las amantes de los chupadores compulsivos, Brenna, Megan y tú.
         -A Hanna también le interesa…
         -Claro que no, lo detesta, lo único que ella quiere saber es por que están aquí, y por que lo ocultaron y luego de confesarlo no terminaron con ustedes dos.- Me inquirió.
         -¡Bien! Entiendo. Terminaré esto yo… mañana voy por ese libro.
         -Me alegra escuchar eso por que es tarde, debo irme a casa.
Tomó su mochila de la cama, se la colgó al hombro y salió de mi habitación. La acompañé a la salida y se fue.
Fui a sentarme al sofá por un momento, y analicé lo evidente.
La cosa era esa, no debía ser así pero, era inevitable, me había enamorado de Trevor desde que le conocí de verdad… un poco mas a fondo, que en realidad no era mucho, ya que el no mostraba sus emociones a nadie casi nunca.
En muchas ocasiones creí que si me convertía en lo que él es, se fijaría en mí. Era una afición que se me había fijado a los huesos. Hanna en cambio, anhelaba que esos ‘‘monstruos’’ no existieran, que todo fuese un mal sueño y al despertar de el, Ray siguiera siendo él mismo, que ese beso no ocurrido fuera el causante de toda la desgracia.
         -Te convertirás en una estatua.- Me dijo Hanna al sentarse frente a mí.
         -No te vi.
         -Lo noté… ¿qué piensas?
         -Nada, bueno pienso en que llegará el momento en que tus padres me cobrarán una cuota por quedarme aquí.- Mencioné sin hilo de preocupación.
         -¡Eso nunca boba! Eres parte de la familia.- Me apoyó con una risita difícil de comprender.
         -Todo por culpa de mi madre despreocupada.- Le recordé.
         -Nada de eso… No lo recuerdes, piensa en el lado positivo de la historia, vives aquí con tu mejor amiga. Eso en cualquier caso suena divertido.
         -En otro caso.
         -Y cuando nos independicemos viviremos juntas- Ignoró lo que dije- Será increíble. Las dos compartiendo un departamento, nada ostentoso, por que sabes que no somos de lujos. Y me alimentarás con las deliciosas cosas que crearás, yo compro los víveres tu los cocinas ¿recuerdas nuestro acuerdo?
Parecía tan inocente, tan decidida a cumplir con sus palabras. Pero ambas sabíamos que esas eran palabras antiguas, de otra vida, de otro sueño y era muy poco probable que eso ocurriera.
         -Creí que vivirías con tu novio.- Era bueno fingir que nada pasaba de vez en cuando.
Ella rió ligeramente.
         -El día en que tenga un novio haremos una fiesta… ¡Y será grande!
         -Habrán globos de colores…
         -Y para ti… algo de cerveza, para alegrarte el ambiente.
         -¿Qué haría yo sin ti? Ninguna amiga es tan considerada.
Sentí una melancolía fugaz. No había razón para sentirla pero ahí estaba.
         -Yo estaría perdida sin ti.- Me sonrojó.
         -Pero no más que yo. ¿Quién más me levantaría en las mañanas?

Ambas reímos. Fue un momento para las dos, un momento que esperaba se quedara en mi memoria, como uno de esos pocos relajados y entretenidos que no necesitan de estereotipos ni arreglos falsos para ser especiales o memorables. Así era… y así fue.

Yo una chica de nombre perdido en casa de unos extraños con buenas intenciones.
Yo, Alexa en casa de los Klein, por que mi madre no pudo hacerse cargo de mí.
Yo con Hanna, por que somos amigas, por que nos complementamos con lo que una y otra tiene.
***
La cafetería era desagradable, nunca me ha gustado, pero a Hanna si, son ese tipo de cosas en las que jamás concuerdas con tus amistades.

Curiosamente ella no había sido la que me llevó casi a rastras. Fue Denisse, que no paró de hablarme sobre comer uno de sus grandiosos sándwiches de atún ‘‘por que su mayonesa con ese ingrediente desconocido a la par del maravilloso atún crean magia en tu boca’’ eso dijo ella. Pero para mi la lechuga sabía a tierra. Mil veces preferiría comer el estofado de res que la madre de Hanna hace casi todos los lunes. Porque cree que es un bueno para el inicio de semana. Para mi sabe a rayos y aun así le prefiero que casi todo lo que tienen en ese lugar.
         -Yo sé que te vuelve loca ver a Trevor, eres como su más grande fan. Y dijo que vendría, supuse que eso te encantaría.
Si que había aprendido a conocerme bien. Estaba apunto de decirme algo cuando la entrada resonó al tintinear de la campana… alguien había entrado, tenía el olor parecido a Trevor pero no se comparaba… Era Seth que iba en compañía de otra loca enamorada como yo: Megan.

La historia entre ellos realmente no me importaba, pero luego de escuchar de todos que entre ellos había algo desde hace mucho, era de esperar que supiera de qué iba con los dos.
Seth un rector –según lo que había obtenido de Google- y ella una chica normal. Aquí la historia era especial ya que ambos se quieren.
¿Cómo es que Seth se pudo fijar en alguien tan simple y Trevor en mí no?
No lo reprochaba ni nada, sólo lo preguntaba. Les deseaba lo mejor, pero me daba una onda negativa para conmigo.
         -No te pongas dramática ni nada.
         -¿Esa eres tú no?
         -No, solo cuando es necesariamente necesario.
         -No intentes mentirte Denisse.
El sándwich había llegado a la mesa. Y las cosas se habían cocinado con esos dos por que abandonaron el lugar mas felices que cuando llegaron.
         -Mira tras de ti lentamente.- Me imploró.
Así lo hice.
Ahí estaba. Pero no me miraba, esperaba que algo le trajera a mi mesa, que algo lograra hacer que se sentara junto a mí… Denisse le saludo con la palma de su mano y pude escuchar el golpeteo de sus zapatos contra la baldosa acercándose…
         -¿Comes?- Le preguntó a Denisse.- Irónico, debería ser al revés.
Se refería al enorme plato con sándwiches que ella tenía y el vaso con limonada que yo sostenía.
         -¿Y tú?- Intenté que me mirara, que exhalara una palabra para mí.
         -Creí que hablaríamos- Me evadió.
         -Pues hablemos…- Invitó ella.
         -No, veo que estás ocupada, otro día será. Gusto en verte.
Golpeó la mesa con un toque de gracia y empezó a alejarse.
         -¿Soy tan molesta?- Pregunté al aire.
         -Alex, no tiene importancia. Déjalo, no vale tu desprecio a ti misma.
         -Yo creo que sí… ¿me disculpas?
Trevor todavía no abandonaba el establecimiento cuando pasé a su costado. Desaparecí mas rápido de lo que él pudo fingiendo normalidad.
Mi mochila bailaba al compás de mi trote indomable.
Para este punto lo mejor era esconderse bajo las mantas de mi cama. Ese era siempre mi plan de sábado perfecto.


sábado, 25 de agosto de 2012

Mas capis, ¿Qué tal?


Hola! Bien si recuerdan hace no sé cuanto subi dos capis de "esa" historia que sigue sin tener un nombre oficial.
En fin, le eh aventajado otro poquito.
Click Aquí para ver los primeros capis.

Aqui les muestro el capi 2

2- Hanna


Golpeé la puerta tres veces. Luego como doscientas más. Usualmente para entonces se rendía y me dejaba pasar; pero esta mañana era distinto. Ni siquiera Gabe logró despertadla. ¡Valla mañana!
         -¡¿Qué?!- Ella abrió finalmente.
         -Es tarde, y tienes mi bolso.- Pasé sin pedirle permiso.- ¿Acaso no escuchaste a Gabe? Su ruido esta mañana si que estaba fuerte.
         -No realmente.
Tomé el bolso del escritorio y lo puse en mi hombro, al dar la vuelta pude ver lo fachosa y desarreglada que Alex lucía. Este sería el segundo día que faltaba a clases.
         -¿Qué crees que haces vestida así?
         -Lo mismo.
         -Mamá se dará cuenta de que estás faltando a clases. Sé que no te interesa pero… ¡Yo seré castigada! Por lo menos deberías pensar en eso.
         -Si iré. Solo que más tarde.- La miré con incredulidad- Es cierto. Bajaré en un momento, espérame abajo; debo arreglarme.
         -Si esta vez no lo haces yo…
         -Si, si… Todo eso, incluso más.
Me sacó de la habitación y rendida fui al comedor con mis padres. A Alexa le fascinaba el no asistir a clases, pero no para irse a algún lado, o para drogarse, nada de eso. Simplemente prefería quedarse en su habitación, hasta que yo regresara y le contara algún hecho ocurrido en el día.
         -¿Y Alex?- Preguntó mi madre.
         -Está alistándose- Mentí.
         -Siempre tarda demasiado ¿no?- Inquirió mi padre.
         -Ya sabes, es lenta. Y mujer…
         -Es cierto las mujeres tardan horas.- Aceptó él.
         -¿Qué esperas Jeff? Si la belleza tarda. Es necesario dedicarle su tiempo.- Le explicó mi mamá.
         -No discutiré eso. Son cosas suyas.
Comenzamos el desayuno y los platos de la estantería comenzaron a trastabillar.
         -¡OH ese Gabe! Es tan temprano y ya empieza con su música. ¿Qué acaso sus padre no le dicen nada?- Se quejó mi padre.
         -Jeff, es un joven, es imposible parar a un chico de su edad.- Le dijo mi madre, aunque eso no lo sabría jamás ya que no tiene hijos varones.
         -Por fortuna yo te tengo a ti Hanna- Y me sonrió abiertamente- Tus principios no me decepcionan… ¡yo te eh educado bien!
Me limité a asentir. No podría decir que me haya educado de todo a todo. Hay crédito para mi mamá, y en su tiempo, mi abuela.
Seguí comiendo los huevos revueltos que mi madre puso en mi plato.
De pronto apareció Alexa. Me sorprendió completamente, se veía aseada por todas partes. Su cabello limpio, y su ropa impecable. En fin, estaba lista para ir a la preparatoria. Se sentó como habitualmente hacía en su lugar de siempre.
         -¡Que bueno que alcances a desayunar Alexa!- Le dijo mi madre, ofreciéndole su plato.
         -Si, gracias. Pero no tengo mucha hambre.
         -Oh, bueno.
         -Alexa, sé que no soy tu padre, pero aun así estoy en la obligación de decirte que debes comer. Ahora te veo más delgada.- Le dijo mi padre.
         -Estoy bien. De verdad.
         -Muy bien. Si eso quieres.
Y forzadamente probó la comida.

Salimos a tiempo, para que Simon nos llevara.
         -¡Mira nada más! Alex ¡Hace años que no te dejas ver!- Bromeó él al verla.
Llegamos al aparcamiento. Y nos dirigimos a nuestras clases. Las primeras dos fueron duras, pero luego obtuvimos un largo receso. Tomé los libros de mi casillero y guardé las notas que ya no necesitaba.
Solo sentí el golpe que la puerta de metal dio cuanto Brenna la cerró. No la vi acercarse.
         -¿Qué ha pasado con ellos?
         -Si, hola.
         -Perdona Hanna, pero ya sabes. Vamos a los puntos importantes, los saludos son solo perdida de tiempo.
         -Bueno eso crees tú.
         -Vamos a la cafetería. Tenemos que platicar.
Aunque me negara, en unos minutos ahí me encontraría.
Nos sentamos con Janelle y Megan que estaban ahí. Vi a Alexa sentada en otro lugar, sola.
         -¿La descubrieron?- Me preguntó Janelle, apuntando a Alex con la barbilla.
         -No, ella solo quiso venir.-Dije.
         -¿Entonces? ¿Qué hace allá? Debería estar sentada con nosotras. No apartada como si nos odiáramos.
Ella no se acercaría. Era obvio, aun estaba mal por lo que había ocurrido, yo no la forzaría a nada. Ella estaba tardando lo mismo que yo en reponerse, solo que en diferente tiempo. Yo en cuanto escuché lo que Ray me dijo hundí mi mente en un sinfín de emociones, pero logré entender, que no valía la pena. Pero ahora ella era quien no podía comprender nada de lo que pasaba. Y necesitaría tiempo para reponerse.
         -¿Viste a Ray?- Le preguntó Brenna a Janelle.
         -No, a Seth tampoco Megan.
         -¿Y? No querrás enojarme…- Respondió.
         -¿Y tú Hanna?- Preguntó Brenna.
         -No eh visto a nadie. Vine a clases no a observar personas.-Les dije.
Ante eso no pararon de reír.
Simon y Cail se sentaron.
         -¿Qué significa Alexa sola?- Nos preguntó Simon.
         -No está bien.- Dije.
         -Pocas veces está bien.-Dijo Brenna.
Ignoré eso, saqué mi libro para mi clase de filosofía y comencé a leerlo. Todos hablaban sin parar. Y yo intentaba o más bien fingía leer. Y en medio de eso escuché que Janelle decía:
         -¡Mira nada más quien apareció!
Tiro de mi brazo, pero intenté ignorarla. Alexa se sentó a mi lado. Y finalmente elevé la vista, más allá de nosotros. Ray se acercaba de manera que parecía formar parte de un comercial.
         -Ya casi no los veo chicos.-Dijo.
Intenté no volver a mirarlo. Él dijo que no nos acercáramos más, que evitáramos el peligro que ellos significaban. Pero cuando menos me di cuenta, me sujetaba los hombros. Acercó su rostro al mío por detrás y susurró:
         -Quisiera hablar contigo.
         -No puedo. Tengo tarea de… bueno, después.- Intenté.
         -¿Qué tarea Hanna?- Me atrapó Megan, que toma varias clases conmigo.
         -De, pues, de literatura- Le dije mostrando el libro.
Janelle me lo quitó.
         -Yo lo hago por ti. ¿Fingir que lees? Esa es tarea fácil- Terció.
         -Es necesario- Insistió Ray.
Miré fulminante a Janelle y me puse en pie. Tomé mi bolso y camine por el pasillo que conducía a mi casillero y el de Ray que estaba casi frente al mío. No encontré razón alguna para que él quisiera hablarme, pero ahí estaba y no quedaba opción.
         -¿Qué?
         -¿Por qué estás molesta?
         -No estoy molesta… solo dime que quieres para poder regresar. No quiero perder el tiempo.
         -¿Estar conmigo es perder el tiempo?
         -¡Solo di lo que sea Ray!
Al parecer no me era del todo agradable verle.
         -¿Por que te molestas? Y dime ¿Por qué me evitas como si padeciera una enfermedad grave y contagiosa?
         -Debes estar bromeándome.
         -¿En qué?
         -¡En todo! Realmente no debes estar hablando en serio. Eres tú. Eras mi amigo, todo estaba bien. Pero tú decidiste de pronto que ya no debía ser así, de modo que no me hagas preguntas a las que tu mismo conoces la respuesta. Es ilógico. Es ridículo que esperes que ahora todo siga igual…
         -Hanna. Perdón ¿si? Yo no esperaba que las cosas llegaran a esto. De verdad, creí que no habría necesidad de decirte la verdad para así poder…
         -Entonces…-Le interrumpí- De haber sido distinto… ¿No me habrías dicho nada?
Le mire consternada. De no haber sido por que le quiero y él a mi no, me habría mentido hasta que no nos viéramos definitivamente. Hasta que ya no tuviera que lidiar conmigo.
         -No es eso Hanna. Pero aceptemos que tu vida sería mejor sin mi cerca.
         -¿Eso crees?
         -Es cierto, y lo sabes.
         -Entonces no me hables más.
         -No quiero eso. Hanna, no me hagas eso.
         -Hazme un favor. ¡Y decide de una vez! Por que yo no voy a estar esperándote.
Con esas palabras me alejé dándole la espalda. Así no pudo ver cuando seque mis lágrimas.
         -¿Todo está bien?- Preguntó Alex.
         -Si.
         -Pues no te ves bien- Me susurró Janelle.

Para la salida Simon estaba en su auto, como de costumbre aguardando por nosotras. Alexa y yo nos acercamos. Alex, jugando con el papel de mejor amiga que tiene, y prácticamente de hermana también, iba abrazándome por el costado al acercarnos con él.
         -Por eso es mejor que no te metas con vampiros. Esos tipos se encargan de decepcionarte. Te lo digo por experiencia. ¡De verdad Hanna!- Me dijo él. Animándome.
Solo le sonreí.
         -Claro, por eso no debo estar cerca de ti ¿No es así?-Le dije.
         -Eso es distinto. Somos amigos ¿no es cierto? Lo somos ¿no Alex?
         -Claro, eso dices.
         -Eso digo por que es cierto. Bueno, suban.
Subimos y Janelle nos siguió, luego Cail subió reprochándole a Simon el por que no le esperó. Al principio parecía que nada nos dirigiría a hablar de ese tema tan… cerrado y secreto pero…
         -No volteen, pero ahí van los dos grandes…-Decía Janelle- Seth y Trevor. Creí que no vendrían.
         -Alexa no los mires, o serás cautivada.- Le dijo Cail.
         -Que considerado eres.- Le dijo.
         -¿Por qué son los grandes?-Pregunté.
         -¿No lo sabes?- Se burló Cail.
         -Explícame.
         -Tan solo… Por que son de linaje importante. No son como los otros ridículos que fueron transformados… ellos nacieron siendo lo que son. Así que, bueno fuerza, clase…todo, ellos deciden por sobre los demás. Así que no elegiste bien, por que Ray es como Simon y yo. Simples ¿Cómo decirlo? Soldados, nada importante, en comparación. Hay varias categorías.
         -¿Categorías? Deja de decir tanta palabrería. Déjalo ya. No aburras a la señorita con todo eso.- Dijo Simon.


Se aceptan opiniones sobre el nombre que no me llega idea de como nombrar a la historia, cuelgo el próximo cap pronto... ¡Besos!