4- Hanna
El
sábado por la tarde Alexa llegó temprano. Usualmente perdía el tiempo mas rato,
pero hoy no. Justamente ella había llegado y yo estaba a punto de salir. Simon
había prometido diversión. Y yo había prometido no irme a dormir tan temprano.
-Bonita, no te quedes dormida. Te lo
pido.
Recordando:
películas en casa de Brenna: doce y treinta de la noche y yo cabeceaba en el
hombro de Cail. Pero hace tiempo.
-No esta vez- Prometí.
Llegamos
hasta un callejón donde había un letrero que decía: Night Room, un nombre poco
inventivo claro, pero alejaba a las personas equivocadas. Estaba ansiosa y
tremulante.
-Solo recuerda que aquí hay unos
cuantos que no son muy confiables procura estar alejada de zonas oscuras…
-Si papá…- Le interrumpí, eso lo sabía
bien.
Me
dedicó una sonrisa y bajamos del auto. Estaba a punto de adentrarme a un bar
para personas que no solo eran de mi raza.
No
sé como, pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba adentro, Simon tenía
influencias o el lugar pésimos guardias.
Me
dejó en la barra, él fue a saludar a unos amigos que yo no conocía, pude ver
caras que sí, como a Cail y Denisse, creí ver a Trevor pero no estaba muy
segura.
-¿Qué hace una linda dama en un lugar
como este?- Esa voz me recorrió el espinazo de forma aterradora. Seguro ese
hombre era un vampiro.
Supuestamente
en esta case de lugares a ellos les es difícil reconocer a los que no lo son,
pero al parecer ese hombre que parecía borracho me había descubierto. Simon no
estaba cerca.
-Viene conmigo…- Le dijo la voz
poderosa del chico que me encantaba.
Me
incomodó sentirlo tan cerca. Se puso tras de mi tomándome de la cintura con una
mano. Demasiada confianza. Él hombre dio un respingo y se alejó. Ray me tomó
del brazo y me llevó a una puerta al cruzarla me encontré con una bar pequeño y
privado. Me ciñó contra la pared.
-¿Qué haces aquí?
No
comprendí si su tono era preocupado o molesto.
-No eh venido contigo. Suéltame.
-No… Hanna, es peligroso que estés
aquí, debes irte. ¡¿Cómo entraste?!
-No gracias a ti, seguro, obviamente no
me lo habrías dicho.- Reproché molesta.
-No es un buen lugar para ti…
-¿Y si para ti? Dime de una vez ¿qué
quieres de mí?
Sabía
que era posible que la respuesta me dolería, peor necesitaba saberlo.
-Todo- Me sorprendí. O había escuchado
mal.
-¿Qué?
Desvió
la mirada. Si tan solo pudiera escuchar el palpitar de su corazón… Tal vez era
mi imaginación pero parecía que si podía escuchar el rápido y casi
imperceptible sonido de sus latidos. Me inmuté, eso debía ser imposible, era
como si todavía quedara algo de vida en su ser.
-Debes marcharte…
-¿Eso quieres?- No sabía que estaba
diciendo, ni a lo que me exponía.
-Es peligroso- Su voz era áspera y
entrecortada.
-¿Porqué no me respondes? ¿A que le
huyes?
-Hanna, no quiero que nada te pase, si
estás conmigo podrías salir lastimada.
-… nunca creíste que la única persona
que me puede lastimarme eres tú ¿verdad?
Apretó
la quijada, como conteniendo infinidad de palabras que ansiaba por decir.
-El que te calles me lastima ¿Por qué
no lo entiendes? Si no te intereso… por lo menos deberías decírmelo de una
buena vez ¿para que lo alargas si no importo?
-¿Crees que me callaría si no
importara? Es demasiado peligroso.
-Nada… -Insistí- Dime lo que sientes…
aquí y ahora…
Me
miró desesperado como diciéndome que no le hiciera eso. Apretó los labios,
giraba la cabeza para evitar encontrarse con mi mirada suplicante. Finalmente
me tomó por los hombros, acercó su cara a la mía, yo no podía escapar aunque lo
quisiera, mi espalda se posaba en la fría estructura de yeso.
Tocó
mi mejilla e hizo una expresión que me decía que estaba reuniendo todas sus fuerzas
para hacer lo que haría… como si necesitara demasiada fuerza para hacerlo. Y
pegó sus labios a los míos. Abrió la boca y yo instintivamente respondí al
beso, fue tan extraño y reconfortante al mismo tiempo, esperaba transmitirle lo
que sentía através de mis emociones… No sabía que pasaba por su mente, pero tal
vez él si sabía lo que por la mía…
No hay comentarios:
Publicar un comentario