20 Ardiente.
Rabia
El día estaba frío. O mi interior lo
estaba. Mis padres ni siquiera se dieron cuenta de que no pasé la noche en
casa. A ellos de verdad no les importaba. Era muy deplorable. Había leído
historias sobre eso; padres despreocupados; hijas, madres adolescentes. Pero no
creí que eso pasara en la vida real. Por lo menos no en mi vida -solo la parte
de ser madre adolescente-.
La semana más deprimente. Justo cuando
le dije a mi doctor que no me había sentido mal -lo cual mentí- me sentí muy
mal.
La tarde del jueves: la peor tarde del
año. Escalofríos me recorrían, mis huesos ardían, mi cuerpo estaba tan pesado
que no podía ni levantarme hacia el baño. Obviamente, nada de fiesta… ¡claro
que no pensaba ir!
Viernes: no mejor al jueves.
Sábado y domingo: me
hospitalizaron. Mi condición no mejoró
hasta el lunes.
Lunes… Martes y miércoles: Reposo en
casa. Me dio algo de impotencia el recordar a mis… compañeros -ya no sabía si
debía atreverme a llamarles amigos-, tal vez, ellos creían que las verdades que
me habían expuesto eran algo muy fuerte para mí. Pero no era así; nadie sabía
de mi enfermedad. Así que nadie sabía por que me ausenté a clases.
Recordé:
Mi madre llorando, cuando ella lloraba
por mí. Papá preocupado, mi hermana dudando si debía casarse o no. ¿Cuánto
tiempo desde eso? Incluso Fernando se sentía mal por mí. Pero lo olvidaron.
Decidieron que no incluirme en sus vidas era lo mejor.
Jueves: Jeannette vino con Mark por la
mañana. Todos ahí reunidos. Mi celular: repleto de mensajes de mis compañeros
de clase. Había de Marisol, Jackie, John, incluso de Connor el de él era
enviado por parte de Ethan -seguro-. Extrañamente Carrie también intentó
comunicarse. Y una de un número desconocido:
¡Hola! Soy Zack, este es mi
número, así que agrégalo (si quieres). Todos estamos preocupados. No contestas
el teléfono. Incluso han llamado a tu casa pero nadie contesta. Solo espero que
estés bien. Si puedes llámame. De verdad quisiera saber como estás. Bien,
espero verte, adiós.
Mi familia y yo teníamos un acuerdo;
nadie contesta el teléfono o hace llamadas cuando yo estoy en estado de
‘‘alerta’’, nadie le dice a nadie de lo que tengo. En realidad no hay que decir, incluso para nosotros esto es
desconocido. Ni Caroline la mejor amiga de mi madre lo sabe. ¿Vergüenza de su
hija? No lo creo, pero, quizá.
OH!!! Pobre Mel!!! Pobrecita, de verdad que no puedo decir otra cosa... Saya, esto no se puede hacer, ja ja... Bueno, voy a leerme los siguientes capis que has colgado que este es muy corto.
ResponderEliminarBesos :D
By Triss
Después de la tempestad viene la calma :D Cosas malas por ahora pero pueden ocurrir cosas buenas XD
EliminarGracias por leer
Realmente me estás haciendo sufrir. Lo paso mal por Mel...
ResponderEliminarEspero que pase algo de pronto que haga dar un giro a la situación.
¡¡Mel contesta a Zack por favor!!
jaja
Bueno, me gusta mucho Saya. Ahora mismo no tengo tiempo de leer los siguientes (aunque me muero de ganas) así que cuando me vuelva a poder conectar aprovacharé.
¡¡Besos!!
By Myra
Jeje, bueno ya tenemos una respuesta a el porqué del nombre del libro hahaha. Cuando puedas pasarte Myra! Descuida! Gracias por pasarte.
EliminarY por cierto que espero que encuentres ese giro :D