Enjoy!!!
27 Hilo
desesperante
El auto se sentía diminuto con mí ser
adentro. Mi cuñado y mi hermana adelante. Zack se fue solo después de que le
prometí que nos veríamos mas tarde. Por que realmente no hablamos. Y no sabía
la razón de que él estuviese allí tan temprano.
-Vallan
viendo si la cita fue hecha, tengo que recoger algunas cosas- Nos dijo
Jeannette.
-¿Cita?
¿Aquí? O sea… ¿Veremos a una psicóloga?- Me dirigí a los dos, sin saber quien
respondería a mis dudas.
Mark aparcó en frente del pequeño
lugar, un consultorio psiquiatra, que tenía a los costados: una papelería y un
restaurante bastante elegante para no dejar de ser dudoso.
-Es
como la última vez ¿Recuerdas?- Mi hermana dijo.
-Si
pero, tenía cita para noviembre, septiembre. Y eso era para ver que tan bien
estaba mi capacidad mental.
-Es
igual, solo que no es para ti solamente, también es para ver que tan buenos
tutores seremos, como caso especial. Bla, Bla, Bla. Sabes como funciona, no
quieres explicación.
-¿Qué,
esos quieren ver que tan capaces son?
-Así
funcionan. Criticando a los ciudadanos. - Dijo Mark.
Jeannette se esfumó. Mark y yo
entramos. Ahí estaba la recepcionista, en su pequeño y lamentable escritorio.
Seguro jugaba Solitario en la computadora hasta que nos vio entrar. Su cara
cambió drásticamente.
-¿Qué
tal? Muy buen día. ¿Qué los trae por aquí?
Era nueva, o jamás nos encontrábamos
con ella. Tenía pinta de ser muy molesta. Cabello en el corte que mas odio,
como si quisiera competir contra hombres en ver cual cabello es mas corto; ya
era de edad avanzada, masticaba un chicle, junto a sus palabras. Era una
revoltura de verdades con mentiras, debía visitar a la psicóloga para la que
trabajaba; y debía hablarle de sus problemas de personalidades.
-Tenemos
cita- Dijo Mark, y le entregó un papel. -Ella lo miró.
-Es
para las once y treinta.
-Así
es.
-¿Y
qué hace aquí?
-Pues
esperar a que nos reciba.- Mi cuñado estaba en el hilo de asustado y
confundido.
-Apenas
van a ser las diez y treinta ¿Qué hace aquí?
-Bueno,
queríamos ser puntuales.- Más asustado y utilizó la voz de un niño regañado.
-¡Pudiendo
aprovechar esta hora! - Si que estaba estresada. ¿Quién se estresa pasadas dos
horas desde el inicio de la jornada laboral?
Un fuerte olor a tabaco nos llegó de
golpe. Las paredes estaban amarillas, deterioradas, ¿Por fumadores? ¿O por las
peculiares visitas que debían tener?
-Ni
siquiera hay gente ¿Qué, ni por eso nos pueden atender?- Ya no había niño
regañado, ni en su porte ni en su voz.
-No.
No antes; es a la hora que se les especificó.
-¡Pero
cuando llegamos dos minutos después no nos atienden!
-Si
no le parece valla a otro lugar.
-Iría.
¡Si hubiese otro lugar!
Ellos vivían en Nueva York, pero Mark
también era del condado. Antes vivía en esta frívola ciudad. El chico sabía un
poco del movimiento. En los últimos años las cosas han sido modificadas. Pero
la táctica del mundo es la misma. Y que solo halla un puesto comercial para
cada cosa, tampoco ha cambiado.
-Entonces.
Haga lo que quiera. Aquí no se le atiende hasta las once y treinta. Exactos.
-Gracias.-
Pronunció a regañadientes.
Al salir nos encontramos con Jeannette
y le contó lo que ocurrió. Ella no se molestó. Fue mucho más tranquila que su
curioso esposo. Fueron a comprar comida. Que para el camino sería perfecto.
Gran trato; ellos me dejan ir por ahí sin compañía, y yo los dejo estar un rato
a solas.
28
Conociéndoles más
Esa tienda era particularmente
atrayente a mi nariz (principalmente). Olía a canela. Galletas recién
horneadas, y adornos de navidad. Curioso, para ser septiembre. En menos de mi
inhalar y exhalar ese peculiar y hogareño olor ya estaba dentro.
Gran sorpresa cuando te encuentras con
un lugar así. Parecía una gran venta de antigüedades que nadie se molestaba en
comprar. Estanterías de un curioso vidrio verde. Me sentía pequeña dentro de
ese lugar; a cada paso era inminente quebrar algo, o la estantería completa.
En el mostrador una señora amigable y
regañona (debía visitar a la psicóloga que estaba a unas puertas también).
-¿Qué
necesitas?- Dijo en un aire complacido.
-Oh,
nada en especial. Solo estoy mirando. - Le eché un ojo a las baratijas
expuestas.- Este lugar no estaba antes.
-No.
Ya tenemos tiempo aquí- Su voz era muy dura ahora.
-Valla.
Pues yo eh pasado por esta calle y…
-Tenemos
tiempo aquí.- Insistió.
Que curioso que no lo notara antes.
Por fuera se veía en extremo pequeñísimo, tan solo una ventana borrosa y una
puerta, con ese olor atrayente. Y por dentro un lugar en extremo enorme.
Olor a menta. Era mucho más
refrescante que la intemperie. Más al fondo estaba un especie de restaurante,
pasando un estrecho y corto corredor.
La puerta chilló, anunciando que
alguien más entraba. Brad. Que primero
saludó con la expresión corporal a la señora de enfrente y luego me miró a mí.
No era invisible como lo fui en casa de Jordan.
-¡Mel!
- Impactado de verme.- ¿Qué haces aquí?
-Hola.
- ¿Qué mas podía decir a eso?
-¿Cómo
lograste entrar?
-¿Qué?
¿Cómo que como entre? Obvio ¿no? Por la puerta.
-Si
pero…- Elevó su sonrisa al máximo- Es que, este lugar no lo puede ver nadie.
-¿Eh?
-Ya
sabes. Lo que te confesamos.- Era el chico repleto de extrañadas para mi. -
Este lugar solo puede ser visto por nosotros. Solo saben de él, los shadows-
Dijo finalmente ante mi silencio.
Rodé los ojos- ¡Ah Claro! Eso es
¡Taaaan normal!
-Oye
debes saber que, existen muchas cosas que tu aun desconoces de nuestro mundo
existencial.- Mencionó orgulloso
-Si.
Amigo, no me sorprendo con facilidad.
-Aquí
venimos a pasar el rato. Hablar sin pena de lo que somos, bromear sobre ello,
hablar de estrategias. En Fin. Es como la casa de Jordan, pero cobran.
-Valla.
Ustedes si que son una caja de sorpresas.- Sentí que estaba en medio del
dialogo de un estreno en el cine.
-Ya
sabes- Guiñó el ojo. ¿Para mi o para la gruñona de atrás?
-¡Hey
Brad! A ella ¿La conoces?- ¿Era para ella? Si, de otro modo ella ni pío hubiera
dicho.
-Si,
es mi amiga.
-¡¿De
cuales?!- Alarmó.
-De
esas amigas. Ahg. No entiendo la pregunta. Solo es mi amiga. Una amiga como
cualquiera. Consigue unas.
-No
me apuntes.- Dije, rápido y bajo.
-¿Cómo
es que entró?
-Es
de los nuestros.
-¿Ah
si? ¡Tú! - Me miró desafiante- ¿Qué eres? ¿Shadow, Eternit o un vampiro oculto,
que viene a refugiarse?
Me encogí de hombros. ¿Qué pasaba si
le decía que yo era una simple humana moribunda? Bueno, una simple humana con
problemas comunes y amigos Shadows y medio animales incapaces de trasformarse.
-No
la abrumes.- Dijo Brad, como si leyera mi mente.
-¿Qué?
Solo espero que me diga de cual raza proviene.
-Aun
no lo sé.- Mis palabras salieron por si solas, dejándome desear que pudiese
tomarlas y meterlas en mi boca de vuelta.
Abrió los ojos como platos -¿Qué?- Me
gritó.
-Si,
bueno mi historia es complicada. Jordan me dejó entrar en su casa tan amablemente-
Esperando o creyendo que ella le conociera- Y aun no descubrimos si yo soy una
Eternit o una linda Shadow.
Ella tardó en responder… pero se lo
tragó todo.
-Bien,
espero que tengas suerte, encontrando tu identidad.
Nos dejó a Brad y a mí, a solas, lo
cual agradecí.
-Valla
tienes talento.- Dijo él.
-Si
lo sé.- Me apresuré para decirle lo que me propuse en mi cabeza a hacer.- Es a
lo que me dedico a diario.
-¿A
mentir?- Estaba divertido e impresionado.
-Si,
créeme que te lo voy a explicar en cuanto pueda.
-¿De
que estas hablando?
-Luego
te explicaré. Debes saber que mi vida tiene más sorpresas que la tuya.
Me miró extrañado. Expresión dura y
calmada.
-Así
que… tengo que decirte unas cuantas cosas.- Continué- Promete que lo que te
diga, hoy y ahora, jamás se lo dirás a nadie. Jamás.- Enfaticé.
-Espera…
-Solo
prométemelo. Ni a Marisol, ni siquiera a Jordan. Y sé que es una carga muy dura
(después sabrás por que) pero no lo harás ¿verdad?
-Eso
creo.
-Haz
que me lo crea.
-Te
lo prometo.- Dijo sin vacilar.
-Bien.
¿En que maldito momento decidí decirle
toda la verdad? Sencillo: en el momento en que entró a la tienda; en el momento
en que sentí que explotaría sin decírselo a nadie. Sin nadie a quien decirle
adiós por mi propio orgullo. Debía hacerlo, para tener este recuerdo de
despedida de al menos una persona.
-Me
voy a mudar- Escupí finalmente.
-¿Eh?
-Eso
lo sabe Marisol. Pero solo eso, no sabe la razón y tú no se lo dirás. Me voy a
mudar a una casa que acaba de comprar mi hermana; me voy con ella y su esposo.
-¿Qué,
cuando lo decidieron? ¿Por qué?
-Lo
decidimos desde hace años. ¿Por qué? Por
que yo esto enferma. ¿De qué? No lo sé. Solo sé que con el paso de los días me
estoy muriendo. Me muero mas rápido de lo que tú o cualquier persona normal -
Interponiendo que él y otras personas cercanas eran- está. Fácil. No llegaré ni
siquiera a cumplir veinte.
02 Enero- 2012
-No
entiendo. Mucho.
-No
hace falta. Solo toma los datos importantes… Me mudo por que dicen que para
casi el final, voy a necesitar una silla de ruedas. Por que necesito evitar
ajetreos como los que la ciudad traen a la humanidad.
-Debiste
decirlo. Pero… Creo que entiendo. -Tardó en seguir:- Al menos dame la
dirección. Para en una de esas, visitarte.
Le entregué un pequeño papelito con la
dirección escrita en él. Mi hermana lo había escrito, para que me la
aprendiera.
Él miró lo escrito en ese trozo, y su
expresión era rara.
-Conozco
ese lugar. Creo que no te gustará. Naturaleza, grandes paisajes, y poca
recepción para el celular.
-Aprenderé
a vivir con eso.
Alargó una sonrisa.- Ya lo creo.
Iba a decirme algo más. Pero gritos
alarmantes detuvieron todo.
-¡Rastreadores!
¡Vienen Rastreadores! ¡Nos encontraron!- Gritó alguien.
-¿Por
quien vienen?- Alarmó la señora refunfuñona. Se refería a Brad al hablar.
-Eso
no importa. Tessa. Hay que…- La enojona era Tessa. ¿Me iba a servir de algo?
-¿A
quien buscan?- Insistió Tessa.
No existieron más ruidos. Deborah
estaba frente a mí. Orgullosa como siempre.
-Por
ella.-Recitó la hermosa pelirroja.
Solo vi vagamente a Brad en el suelo,
rodeado de su propio rojo. Tenía un hombro lastimado, un hombro sangrándole.
Todo se tiñó de negro. Ya no estaba
ahí. Ya no le podía ayudar.
Wow!!!! Menos mal que has colgado mas capis, porque estos son superrapidos de leer. Me encantan!!!!
ResponderEliminarBy Triss
jejeje Gracias!!!!
Eliminar*_*
ResponderEliminarMe he quedado de piedra...¡qué rápido ha pasado todo!
Voy a ver si me da tiempo a leerme los siguientes...
Eres mala dejándolo así jaja ;)
hehehe perdón, gracias por leer de verdad Myra :DD
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