37 Las
verdades
Para la siguiente línea los que
faltaban, ya posaban sus traseros en el comedor de Monique.
-¿Otra
señal? -Pedí. No, imploré.
-Una
especie de símbolo. Eso creo.
Gracias Beth, eso necesitaba.
-¿Solo
los Eternit la tienen?
-Si,
bueno, ya vez esa cosa de que los Shadow se entrelazan con su amor eterno.
-Asentí para Miriam que hablaba- Pues en ellos aparece ese símbolo en el brazo,
en los Eternit aparece un símbolo de nacimiento oculto bajo la piel. Como, un
tatuaje en camuflaje, me parece que el color es distinto en cada Eternit. En
nosotros hay un tatuaje distinto.
-Las
chicas un pequeño tatuaje por debajo del cuello.- Siguió Derek, ¡ya habla,
genial!- Los hombres en la espalda baja, se podría decir que por encima de
nuestro riñón izquierdo. Menguante en mujeres, luna llena en hombres.
Me explicó que eso último era la forma
que tenían los tatuajes. Y se formaban a
la par de la primer transformación, que en edad variaba en cada persona.
-¿Y
Linne Moon?
Todos respingaron.
-Supongo
que el peor lugar para un lobito- Me dijo Adam.
-Ahí
solo entran Shadows, algunos Eternit. Y Dick el verano pasado.-Comentó Cole.
El se sonrojó. Y aclaró:
-Cierto,
pero… No duré ni el verano completo. Es complicado. Ese lugar es como un
Colegio Gótico, en el que te enseñan a ser lo que eres. A controlarte y eso. No
me preguntes por que fui ahí. Pero no lo recomiendo. Los shadows que van a ese
lugar son pesados. No sé como describirles.
Terminaron de comer. Fuimos a la sala
y continuaron contándome.
-Nosotros
no estamos contra los Shadows.- Inquirió Miriam- Pero no queremos estar cerca
de ellos. Descienden de Darkness y ellos anhelan acabarnos.
-No
puedo defender lo que no conozco, pero los Shadows que han salido de Linne Moon
no son malos, al menos los que conozco.
-¿Y
a quienes conoces?
Cole me pedía mucho más que nombres.
Me pedía revelar lo que sabía, no lo podía hacer. Aunque fuera poco.
-A
varios. Mayormente hombres- Admití.- Mejor dime a quienes conocen y les diré a
quien conozco yo.
Dudaron, bastante. Tardaron mucho en
aceptar que yo no les diría nada. Y de pronto… Recordé.
El frío me
muerde las orejas. La nariz se congela en mi cara. Las hojas que me trae el
viento están plegadas de hielo.
El canto de
aullidos me calienta el alma. El canto susurrante de su corazón me calienta el
cuerpo en esta fría noche de una especie de inverno.
Me debatía
entre una espesa neblina, una fría remembranza, una caliente salida y un reconfortante
abismo.
Y ninguno
ganaba esta guerra.
-La
verdad es que creo que si soy una Eternit- Escupí finalmente.
Nadie dijo nada en respuesta a mi
sugerencia.
Sin importarme si eso tuviese cordura
o no dentro de la conversación. Lo solté.
Pude percibir la sonrisa de Monique
¡era tan parecida a la de Jordan!
07 de enero. 2012
-¿Eso
crees?- Me respondió Miriam.
-Pues
si. Por que, no lo sé. Solo… eso creo.
Al final iba a soltarles todo. Era de
esperar de mí. Me negaba por mucho. Me hacía del rogar. Y al final terminaba
contando todo sin esfuerzo.
-Eh
soñado con rastreadores y shadows antes de conocerles. Y me parece que también
con ustedes. Pero no les reconocía, por que los eh visto en forma de lobos.
Y a partir de ahí me fui en picada.
Hasta el último detalle. Incluso terminé resoplando lo último que viví con
Deborah, mi símbolo y mis sueños más importantes.
Cole me sonrió sarcásticamente.
-Ahora
viene la parte divertida. No nos preguntaste por que tuvimos a dos Eternit
aquí.
¡Cierto! Pero no se me había hecho
importante. Hasta que su voz sonó con tanta seguridad que me hizo pensar en las
posibilidades que había.
-Esos
niños- ¿Quién mas dice niños aparte de Monique, tantas veces?- Vinieron aquí
desesperados. Bueno, uno más que él otro. Pero con el mismo problema. No sabían
como controlar su poder mental. Les ayudamos, los apoyamos…
-Mia
se enamoró de uno de ellos…- Interrumpió Beth. Sin impórtale cuanto se enojara-
Y del mas tonto debo decir.
-¡Beth!
-Recriminó Luke, muy raro.
-Nosotros
decidimos hacer algo. Para impedir que los Rastreadores y los Darkness dejaran
a los niños en paz. Los Eternit son los más acosados por estos tipos sin
escrúpulos.
Cole era el estratega. El idealista,
él que sabe como llevar las cosas.
-Pensamos
traer aquí a todos los Eternit que existan. Detener a los Darkness cuanto estén
en nuestro territorio será una ventaja. El par que nos abandonó era el
principio. Pero Jason. ¡Ese idiota persuadió a Patton para largarse! Pero creo
que como han probado su miseria, volvieron.
Así fue. Me explicaron que la mayoría
de los Eternit nacen sabiendo que lo son, bueno en mayoría sus familias se los
explican. Y es un extraño suceso que yo lo sea teniendo unos padres humanos. Y
dado mi caso debe existir algún chico por ahí con el mismo problema.
Lo importante era encontrar a los
otros. Y eliminar a los Rastreadores. Deborah en realidad nunca pensó en
matarme por ser la elegida de Zack, simplemente ya sabía que era una Eternit, y
matarme por ello era su objetivo.
Y así como yo tenía a esa pelirroja y
a sus gusanos, los demás debían tener a otros rastreadores tras ellos. Temí por
sus vidas.
38
Atrapándolo
Cole recibió una llamada. Y sé que no
era posible, pero vi a la mayoría olfatear y levantar las orejas
instintivamente. Algo había aparecido.
-Gracias
por avisar. Iremos.- Pausa eterna- No. ¡Vasta! Los tuyos son neófitos. -Otra
pausa, pero en ella, la otra persona hablaba- ¡No hace falta!- Luego me miró-
Bueno solo a un par. Pero… no traigas a Jef.
Colgó. Se guardó el celular en los
pantalones y estaba con una expresión más confusa de lo que creí que alguien
podría tener.
-Encontraron
a Patton. - Nos miró sublime.- Y a sus rastreadores… Lucia vendrá, con su
sequito. No podemos dejarla aquí, pero tampoco podemos llevarla.
Se refería a mí, era obvio.
-Me
quedo con ella- Sugirió Adam.
-No,
tú eres crucial para mí… Monique…
-Los
neófitos de Lucia no son malos. Déjala aquí.
Él ya no pudo negarse. Asintió de mala
gana y salió de la casa. Todos menos Beth. Ella esperaría un poco más. Por si
les tendían una emboscada. ¿Quiénes, los rastreadores o la manada de Lucia? No
lo sé. Pero no se podían arriesgar.
Corrieron hacia afuera. Por desgracia
yo tenía una silla a la que ajustarme. No pude bajar del pórtico y ver en la
dirección en la que se iban.
Todos fueron detrás de árboles o
arbustos para desnudarse y cambiar. Se podía escuchar el desgarre de sus pieles
y el gemir de sus gargantas.
Y ahora le reconocía a Cole: Un lobo
gris, que estaba instantáneamente junto a una loba café con motes rubios. Miriam.
Los demás saltaron de donde estaban para encontrarse con el alfa. Adam, un lobo
dorado salió de los arbustos. Y antes de desaparecer giró su cabeza para
encontrarnos. Chica a lobo. Conectándonos, ojos lobunos a los míos, conectando
los ojos de Adam a los de Melanie. Eran los mismos.
Los ojos son la ventana del alma, es
cierto. Sus ojos no dejaban de ser la representación de la persona. Ellos
podían cambiar, por fuera, pero por dentro jamás cambiarían. Y sus ojos eran la
prueba de ello.
Por que los ojos de Adam eran iguales.
Tiernos y chocolatados, y me decían que siempre cuidarían de mi. Decían que
confiara. Y por un breve instante confíe.
09 de enero. 2012
Desaparecieron en la espesura.
Dejándonos a Joe, Monique, Beth y a mi solos. Confiando solo en nuestros
propios cuerpos y mentes.
Claro, ellos debían tenerse demasiada
confianza, por que yo no podía confiar ni un poco en mi cuerpo, que estaba
inmóvil de la cadera para abajo. Y tampoco en mi mente, que se debatía en
tantos temas distintos a la vez que era ridículo creer que aun pudiese
escuchar.
Los lobos, son algo así como
recolectores, recolectores de Eternits como… yo. Ellos se pusieron esa meta…
tener a todos reunidos. ¿Qué eso no era difícil? A pesar de los problemas que
ellos sabían que eso conllevaba, lo iban a lograr… creía fielmente en ellos.
Tenía la vista en otra parte cuando de
repente mi cabeza saltó en un desconcertante llamado.
-¿De verdad Rodrigo desapareció de la
vida?
-¿Qué pasa con los shadows que
conozco?, ¿Dónde están?
-¿Vendrá Deborah por mi? ¿Y si no
consigue hacer su trabajo, alguien más vendrá por mí?
-¿Cuántos Eternit más habrán?
-¿Qué es mejor? ¿Una espesa neblina,
una fría remembranza, una caliente salida o un reconfortante abismo?
Tardé en pensar mucho tiempo, y a
todas las preguntas no les encontré respuesta.
Me llevó tanto tiempo que espabilé
cuando escuche fuertes aullidos de dolor a lo lejos y cuando vi que Lucia
apareció.
-Ay
que darles una fuerte caza ¿No Monique?
-Así
parece Lucia, así parece. Pero la manada se está encargando.
Lucia se parecía a una señora
refunfuñona que vive con su propia jauría pero sin tanto cariño y buena
compañía, gran diferencia entre Monique y ella.
-Y…-
Me miró con desprecio- ¿Quién es esta?
No me molesté.
-Melanie
-Si
no me refería al nombre si no a la especie.
Pues debió plantear bien la pregunta.
¿La gente podía percibir o saber solo con verme que yo era diferente?
-¿Para
que quieres saberlo?- Inquirió Beth.
-Eternit.
-Fue demasiado rápida- Se le ve en todos lados. Solo hace falta verla bien para
saberlo.
Se posó a mi costado, recargando su
peso sobre el barandal, dando esa pose de autoconfianza que tanto me desagrada
en las personas.
12/enero/12
-Mason
y Josh van a aprender algo esta tarde después de todo.
Me dedicó una sonrisa y volteó la
mirada para ver a sus neófitos.
Seguí la dirección en la que había
venido con mi vista y ahí estaban los dos chicos que ella traía consigo.
Me quedé perpleja al verle.
-¿Josh?-
Mencioné en voz clara, fuerte y confusa-¿Qué haces aquí?
Él me miró preocupado, de si mismo.
-¿Mel?
¿Cómo es que me…?
-¿Le
conoces?- Ambos estábamos desconcertados, Lucia podía hacer esa pregunta a
cualquiera de los dos.
-¿Desde
cuanto estás aquí?- Dije, ignorando a Lucia.
-Siempre,
voy a clases a la ciudad, pero vivo aquí. ¿Y tú?
-Pero
no eres un lobo.
No podía creer ver a uno de mis
compañeros de clase allí frente a mis ojos, parte del sequito de lobos.
¡Imposible! Jordan no consentía a lobos entre los suyos. Y Josh era amigo de
Sam, Brad y Connor. Él era dueño de
cenizas creadas por John. (Esa batería de las vacaciones de verano).
Me miró, y sabía que me estaba
pidiendo no decir nada. Se acercó más a mí.
-¿Por
qué estas aquí?
Los dos no alteramos, éramos un par de
prospectos tensos y encrespados.
-Es
más creíble para mí que fueses un Shadow a un licántropo.
-¡Josh!-
Le gritó Lucia- ¿Por qué se conocen?
Él se limitó a mirarle de reojo y
continuó dirigiéndose a mí.
-No
debiste irte así. Zack está como loco, ha faltado a clases, se ha ido por días.
Solo para buscarte. Ethan está irritable. ¡Todos están preocupados!
-Eso
no es nuevo. Es lo único que saben hacer.- Me quejé.
-Incluso
Jordan piensa buscarte. Los rastreadores han intentado tirar su casa.
-¿Jordan?-
Se alarmó Lucia, y Monique también se inquietó.
-Si,
Es un…
-Sé
quien es.
-Mel.
No debiste.
-Yo
me vine por mis propios motivos. -Señalé la silla.- No podía quedarme.
Mas rugidos y árboles cayendo se veían
en la espesura.
-Pero…
-¡Mason!
Ve a ayudar no importa que se nieguen.- Gritó Lucia, Monique asintió. Beth se
impacientó, ella radiaba por querer ir a ayudar y pelear, pero también quería
quedarse.
-Mel,
tu no sabes todo.
-¿Qué?
Ellos solo no debían preocuparse y fin. Estoy bien.
-Es
que no sabes todo aún. - Lo miré confundida- Carrie lo sabe.
Eso si me sorprendió, mas que todo lo
que hizo Zack, mas que saber que no soy normal, mas que saber que hay
metamorfosis de humano a lobo. ¡Carrie lo sabía!
-¿Qué?
-Ella
lleva en Linne Moon desde que entramos en la preparatoria.
-¿Por
qué?- Estaba impaciente, alarmada, y creo que grité en vez de hablar.
-Dan
se la llevó.
Mis ojos se impregnaron de coraje.
¡Ella lo supo desde mucho antes que yo! Y jamás lo dijo. Nunca confío en mí
como yo lo hice en ella.
-¿Por
qué?- La misma pregunta funcionaba.
-Mel…
-¡Solo
dime!- Ordené, y no le dejaría hasta que me lo dijera. Mis mejillas comenzaron
a arder. Nada me dolía más que saber que la persona en quien deposité toda mi
confianza me mintió. ¡Le dije de mis sueños! ¡Ella quizá ya sabía que Zack
existía! Pero jamás me lo dijo. Mi visión se nubló con odiosas lágrimas.
-¡Rayos!
Ella no se merece mis lágrimas. ¡Debí llorar por Rodrigo no por ella!
Elevé la vista al cielo, era un cielo
nublado, oscuro, contrastado con mi interior.
-Dan
solo salió de Linne Moon para llevársela, Jordan le dijo que estaría mas
protegida ahí. Pero se equivocó, prácticamente la están masacrando. Por eso ya
no la hemos visto otra vez. Él se entrelazó. Su único amor eterno es una humana
y si estaba en el santuario de los Darkness… no habría Rastreadores para
asesinarla.
Parecía lógico. Pero aun así no la
justificaba. Mis dientes rechinaron al tensar mi quijada.
-Y
aun así parece que no conocen a ese Jordan. Es un idiota.-Esa refunfuñona no
debía hablar.
-Lucia
vamos adentro, empezará a llover y podrá convertirse en una fea tormenta.- Le
sugirió Monique, pero sé que solo era una excusa para que ella no abriera la
boca.
-¿Quién
es Jordan entonces?- Le inquirí, mas como un desafío que como una duda.
-¡Ese
idiota es el entrelazado de Kenya!
-¿Y
quién es Kenya?- Mis ojos ya no lloraban, eran parte de mi desafío, no podía
creer en ella. Lobos y Shadows no se llevan bien, así que ella podía mentar
pestes sobre cualquiera que fuese enemigo natural.
-Mi
hermana.- Dijo poco serena, mas molesta por confesar, pero el momento lo pedía.
No me lo creí.
-Pero
es una…
-Eternit-
No me dejó continuar.
-A ella no la
podemos resguardar, es una mujer madura, que sabe usar sus poderes y sabe
defenderse mejor por si misma.
Me explicó Monique al ver el reproche
en mi rostro. Por que nunca mencionaron a Kenya, solo me dijeron de los Eternit
que estaban por atrapar. Otro aullido. Otro pino calló, este a un enorme río.
Me inquieté.
-Si
tú escapaste- Iba a reclamar, pero ella no me dejó- Ese hombre vendrá. Tiene
sus propios ideales. No quiere ver sangre derramada, pero su especie nos
obliga.
La miré y luego ya no. Todo se había
vuelto tan confuso.
Lucia no paró de decir lo que quería…
-Es
obvio que eres una Eternit. Y es una ridiculez que estés allí sentada como la
enferma que no eres. - Intenté decir algo en mi defensa, pero no me dejó- ¡Los
Eternit NO se enferman! ¡No seas ilusa!
Ella no sabe de mí.
-¡Idiota!-
No le reclamé- ¡Vivo con una en casa, conocí a varios! ¡¿Qué puedes sentir?!
Dolor de cabeza, mareos, náuseas, escalofríos, que te estás muriendo, sueños
que parecen querer destruirte en cuerpo y alma.
Era un tasajo de vergüenza. Quizá era
verdad, pero quizá no. Al ver que yo no reaccionaba, continuó:
-Y
los doctores ¿Qué te han dicho? Que no tienes remedio.
-Moriré
pronto.
-¡Es
normal!- ¡¿QUÉ?! ¿Cómo puede se normal eso?- Es el diagnostico mas sencillo,
mejor prepararlo para una muerte a decirle que no sabemos que tiene. Ellos son
idiotas, los médicos de la ciudad son idiotas sin experiencia, mi hermana
vomitaba sangre. Estuvo así por horas. Fue tanto tiempo así que comenzaban a
dudar de que ella fuera de este mundo. Obvio no lo dijeron. ¡Y tampoco nos
dijeron cuando le inyectaron algo para matarla de una vez por todas! Pero ella
está bien. Todo lo que sientes es parte de la revelación de tus dones. Es parte
de ser distinta a los humanos.
Las lágrimas volvieron a mis ojos. Mis
padres nunca me apoyaron. Y decirles que soy una Eternit. ¡Decirles que vengo
de Marte y tengo antenas bajo el cabello no hace diferencia! No les importaría.
De cualquier forma ellos esperan que
muera.
No hacía falta escuchar más.
-¡Josh!
Tienes que llevarme. - Le pedí.
Él miro consternado mis ojos
implorantes y luego volteó para ver el veredicto emanado de las mayores, no las
vi pero al parecer aceptaron.
Cuando menos lo pensamos ya estábamos
cerca de los aullidos de lamento. Yo estaba en la espalda de Josh, aun no sabía
si él podía cambiar o no. No tenía idea de que era o por que no estaba con los
demás.
Una raíz que salía de la tierra era lo
suficientemente alta para sentarme sin problema. Ahí me dejó. Estábamos tan
cerca del peligro que me hervía la sangre. Sentía el miedo de perder la batalla
que emergía de otros cuerpos, eso era lo que yo soy capaz de percibir. De sentir.
Metros, que parecían nada. Eso era lo
único que nos separaba de los lobos y rastreadores. De los licántropos relucientes e imponentes
que se habían marchado solo se veían lobos con sangre emergiendo de ellos, en
el cuerpo y el hocico. De la cantidad que había partido hace apenas minutos
antes; cinco se debatían entre su fuerza y caer al suelo, y uno, especialmente
uno estaba ya tumbado en el suelo, con la respiración atorada en su pecho, no
salía con normalidad. Estaba tumbado, anhelando poder moverse si quiera.
Mi cara era un gesto incomprensible de
angustia, pena, dolor ajeno. ¡Levántate, aguanta! Era todo lo que podía decir.
Dentro y fuera de mí.
Sobrevive.
Adam. Adam. Adam.
Debes levantarte.
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