5 Frío en la realidad de mi existencia
Yo solo salí disparada, no quería
permanecer ahí. No con las miradas de todos sobre mi espalda, con él nuevo y
las amigas que tenia. No es que me importara lo que alguien pensará, siempre había
demostrado ser lo que soy y como soy, hasta cierto punto de mi intimidad, pocos
tenían conocimiento de eso. Solo quería desaparecer para mi propio bien
existencial.
Casi todos los jueves no asistía a
clases. No por que necesitara ir al dentista, o por que me gustaba ser rebelde,
o por aburrimiento de los maestros del jueves (pero me servia de excusa). Yo
estoy enferma de algo con poca razón de existencia, es algo que me carcome
viva, algo por lo cual mi existencia está predestinada a ser corta, o al menos
es lo que eh sabido yo. Es lo que le escucho decir al doctor cuando mis padres
y él se encierran en el consultorio y me dejan afuera, escuchando tras la
puerta. El doctor cree que yo no los oigo hablar. Y mis padres creen que no sé
cuando me mienten diciéndome que voy mejorando.
Ellos me dijeron desde el principio
que mi vida sería mas corta de lo común. Pero muchas veces ellos piensan en
hacerme sentir mejor mintiéndome respecto a mi mejoría. La cual es casi
meramente nula. No me importaba, sabía que lo intentaban por hacerme sentir
mejor. Eso quería creer. Y lo hacia. El que mi vida terminara antes o poco
después de los 19 años lo dejaba de lado.
Volví la cabeza para ver que no pasaba
nada y me encontré con él. Prácticamente nuestras miradas se cruzaron unas
fracciones de segundo. Era extraño verlo de frente, a ese joven tan apuesto de
cabello castaño claro. Y un corte no muy usual, de un lado era mas largo que
del otro. Me fascinaba. Y al mismo tiempo me desagradaba. No me había
impresionado su presencia, no me había atraído. No significaba nada más que
frustración. Su llegada solo me llenaba de pérdida, la más grande de todas.
Tenía planeado decirle a Rodrigo de mi enfermedad poco antes de que ‘‘yo’’
muriera. No al revés. Eso no debía ser.
Ese ‘‘Zack’’ me pasó de largo sin
volver a mirarme, yo estaba estática, por razones desconocidas. El ni se inmutó
con mi presencia. Yo solo quería que me viera y de alguna forma se arrepintiera
de haber venido aquí. A este estado, a esta ciudad y a esta escuela precisamente.
Pero no pasó. Solo se fue. Me dio rabia, y preferí irme también. Su voz era
genial pero, no la había escuchado de cerca, no en una conversación dirigida
hacia mí. ¿Por qué me importaba? ¡Eso era poco importante! Y pensaba. Era
posible que todo hubiese sido distorsión del sonido, y en realidad tenía una
voz tremendamente horrible. Esa idea me hizo feliz.
6 Primer
ataque
No asistí al funeral. No hablé con
nadie.
Me pasé un trozo de la tarde en mi
laptop escuchando música y viendo videos y
fotos (no era la mejor idea, pero no tenía más por hacer).
Yo nunca le demostraba a NADIE lo que
sentía, opinaba o pensaba en lo recóndito de mí ser. Pero tampoco me ocultaba
de ser quien era. Tiempo atrás me había gustado un tipo: Steve, pero se hizo
novio de Carrie, yo nunca le reclamé, nunca dije nada. A Rodrigo le molestó,
tampoco lo dijo, pero yo lo sabía.
Mamá no estaba, mi hermano estaba…
bien, no lo sabía, perdido por ahí, su vida no era un inconveniente para mí.
Me decidí por ir a alguna parte de la
ciudad. ‘‘Error mío’’. Todo era para hartarme en ese momento. Yo sabía que
todos mis amigos estaban en ese lugar, quizá llorando o lamentándose por el
gran chico que nos dejó. Yo no pensaba hacer lo mismo, me caracterizaba por no
seguir un protocolo de vida -muy a menudo-. Yo no rompía las reglas… solo no
las seguía al pie de la letra.
Tomé una sudadera de color oscuro, mi
pequeña bolsita azul, perfecta para guardar mi cartera y mi celular. No tenía
ni la mas mísera idea de que hacer pero no pensaba quedarme un rato mas sola en
casa. Salí. Llegué hasta el lugar mas concurrido de la ciudad -una pequeña
ciudad- Extrañamente hoy no había tanta gente como de costumbre, como si
advirtieran lo que yo ignoraba. La acera contraria a la mía estaba un poco mas
llena, pero, las personas eran realmente escasas de ambos lados, no apresuré mi
paso, no me preocupé, a pesar de que el sol me abandonaba, poniendo los
peligros de la ciudad a mi acecho. La tienda de discos -la única en kilómetros-
estaba a unos metros mas adelante, pensé en pasar y echarle un vistazo a los
nuevos discos que aguardaban por mí.
Entonces algo me miró. Algo hizo que
mis pies se detuvieran en seco. Un viento frío me abrazó, pero no era
amigable. Unos pies que golpeaban el
suelo a toda prisa se acercaron a mí mas rápido de lo que yo pudiese dejar
escapar el aire que se atoraba en mis pulmones.
Eran dos… hombres, uno de ellos me
estampó contra la pared, y solté un quejido. ‘‘es…’’ dijo uno de los hombres
extraños que vestían con ropas oscuras. Él otro me tomó del cuello. Pensé que
sería un simple robo… que me dejarían ir, o que intentarían violarme, pero la
luz del día aun nos azotaba un poco aún y las personas podrían pasar ¿y qué? ¿Detenerlos? Era un pensamiento de
esperanza.
-¿Qué
quieren?- Dije intentando no parecer asustada, pero no funcionó.-No tengo
dinero. De… déjenme- Y el tipo me abofeteó, muy fuerte, los cabellos de mi
flequillo se elevaron en el aire unos instantes y cayeron contra mi cara.
-Que
inocente resultaste- Se burló él que me tomaba del cuello. Se acercó tanto a mi
cara, que percibía su aliento rozándome el rostro. Un aliento agrio y desagradable.
Apretó más su agarre, impidiéndome respirar. Otro golpe, mi cabeza rebotó
contra la pared. Intenté golpearlo con mi brazo, pero el otro me detuvo. Las
nauseas hirvieron en mi esófago. Ese aliento era pestilente.
Pateé con la fuerza que sobresalía de
mis miedos. No sirvió. Me empujaron aun mas hacia la pared, como si quisieran
que yo formara parte de ella. Me quejé, me revolví como pude, intente huir,
defenderme, gritar: y nada. Entonces el que me tomó del cuello empezó a tirar
de mi suéter.
-Veamos
si lo tienes…- Dijo uno de ellos. Y empezó a tirar con más fuerza hasta dejar a
mi hombro desnudo.
-¡No!-Grité
al compás de un movimiento de mi mano,
que creó otro estruendo.
-¡Idiota!-
Al parecer mi intento resultó en un golpe a su nariz. Mi suéter y mi blusa
estaban mucho mas debajo de lo que deberían, solo de un lado. Chillidos
salieron de mi garganta inconcientemente. Mientras se quejaba el segundo me
miró con desprecio y apuntó su puño contra mí. Cerré los ojos… de este golpe no
me podía escapar, mis pies no me respondían. Un movimiento sordo pero fuerte me
hizo abrirlos. Un tipo lo detuvo justo a tiempo -muy conveniente- para evitar
que yo fuera noqueada. El tipo era alto, ágil,
no necesitaba de ayuda alguna para terminar con ambos. Mi visión era
borrosa mientras él golpeaba a los que intentaron… hacerme daño. Subí la manga
de mi suéter a su lugar.
Él joven me agarró del brazo y tiró de
él, mis piernas reaccionaron e intentaron seguirle el paso. La luz de la noche
ya estaba sobre nosotros, y las luces artificiales de los puestos y las farolas
nos iluminaban. Al pasar por la primera luz de un puesto lo miré al correr:
Zack.
Mis ojos debieron estar más abiertos.
Entramos a la tienda de música, que era el puesto más cercano que estaba
abierto. Me soltó el brazo y al parar yo respiraba con mucha dificultad, no por
correr unos cuantos metros, si no por el miedo que ese golpe me dio.
-¿Estás
bien?-Dijo él. Demostrándome que su voz si era magnifica.
-Eh…-Lo
miré confundida. No sabía que pasaba ahora.
-Bueno,
parece que no del todo.
Miré para todos lados, como si por ahí
se escondiera la respuesta. Toqué mi nuca… nada, un moretón nada más. Llevé mis
dedos a mi mejilla… sangre. Al parecer uno de los monos me había rasguñado.
Zack se acercó a mí. Demasiado. Elevó su mano hasta mi cara, y acarició mi
mejilla con la tranquilidad del mundo, como si eso fuese de lo más común.
-Parece
que no es grave-Dijo, mirándome sin pestañear. Una mirada penetrante, me
electrificaba, se perdía en mi rostro. Imposible no mirarlo. Llevé mi mano para
alcanzar la de él, pero la apartó.
-Que…
que conveniente que estuvieras por aquí. - Balbuceé, y me reprimí por ello. Yo
no era parte de las niñas tontas que le sonreían al primer idiota de cara
bonita.
-Si,
bueno… estaba aquí y escuche unos gritos de dolor.
-Esa
era la idea.-Dije con un intento de sonrisa.
-Pues
lo conseguiste. ¿Qué te ocurre?
Mi cara se había vuelto un gesto de
dolor. Sentí como si mi espalda se torciera hasta casi quebrarse. No pude más y
terminé en el suelo. Él ya no volvió la vista hacia mi si no hacia la mujer que
acababa de entrar a la tienda. Una chica que maravillaba con solo quedarse ahí
y no hacer nada. Llevaba una sonrisa tan falsa y encantadora. Su cabello era
ondulado y rojizo, el plomo le haría honor, su tez era atrozmente bella y
blanca.
-Bien
hecho Zack. La haz encontrado.-Dijo la mujer con una voz angelical. Yo la miré
desconcertada, era obvio que se refería a mí.
-¿De
que hablas Deborah? Ella no es.- Le dijo Zack.
Ella sonrió fieramente. Me miró a mí y
prácticamente al mismo tiempo miró a Zack con desprecio. Estaba molesta, cerró
sus puños por sus costados. Avanzó un poco, Zack retrocedió en modo defensivo,
se colocó delante de mí, quizá intentaba obstruir mi visión, pero aun podía ver
entre sus piernas, por que yo seguía en el suelo peleando mi propia batalla
contra el dolor.
-No
juegues conmigo Zack-Gritó Deborah indignada.
-No
juego. Y lo sabes, tus animales la han lastimado sin razón.- Zack hablaba con
tanta paciencia que (aunque no tenía idea de lo que hablaban) hasta yo se lo
creía.
-Ag.-Me
quejé, ya no soportaba el dolor en mi abdomen. Sabía el por que de ello, pero
eso no hacía que el dolor se fuera.
-¿Estás
bien?- Preguntó él, haciendo que esa fuera la pregunta que mas iba a odiar.
-No.-Respondí
abrazándome. Él ni siquiera me miró, no despegaba la vista de la flaca de
enfrente.
-Vez.
¡Vez lo que digo! ¡Te preocupas por ella! ¡La defiendes! ¿Y aun así crees que
voy a creer que ella no es? No soy tonta. Leyni está frente a mis ojos, ella es
la elegida y tú no puedes negar eso.
No me sorprendieron sus palabras. Mi
vista ya no era borrosa, pude ver perfectamente sus ojos, su rostro. Ella
también había estado en mis sueños. Atacándome. Martirizándome, todo lo
contrario que Zack había hecho en ellos. Y en ellos no pronunciábamos nombres,
no significó una diferencia a la realidad.
Mis quejidos retumbaban por el suelo.
Incomodaron a Zack que ya no estaba quieto. Yo tampoco.
-¡Acabémosla
de una vez! ¡Todos nuestros problemas habrán terminado!- Anunció ella
abalanzándose contra mí, eso intentó pero Zack seguía delante mío y no pudo
llegar.
-¡Como
rayos te hago ver! Ella no es quien buscas.-Le reprochó.
-¡Mírala!-
Dijo Deborah intentando salirse del agarre de Zack- ¡Mira sus ojos, son los
mismos!
Apenas llevábamos menos de un día de
conocernos, era obvio que él ni siquiera hubiese pensado en mirar mis ojos con
detenimiento, pero ella no me conocía nada y aun así decía conocerlos bien.
Los dos hombres que antes me habían
atacado estaban adentro de la tienda. Uno de ellos salió del mostrador, con
sangre en la ropa y en las manos, arrojó al muchacho que estaba trabajando ahí,
el muchacho que ahora estaba muerto. El otro entró de una manera asquerosamente
elegante. Peinó su limpio cabello y pude ver un guante negro en su mano
izquierda ‘‘él fue quien me lastimó’’ pensé. La mano que no llevaba guante
estaba llena de sangre también.
-Deborah,
hemos acabado con los posibles testigos- Dijo él hombre con el guante. Y me dio
un vuelco en el estomago, al pensar en el ‘‘posibles’’ ósea que ni siquiera le
importó a quien hubiese matado, una persona repugnante sin duda.
-Vez,
lo vez ahora. No quedan testigos de nada. Solo falta terminar con ella. La
asesinamos y todo estará bien. Estará bien todo al fin. Hasta tú sales ganando.
La felicidad en su rostro me dio un
terror espantoso. Solo podía creer que Deborah estaba loca. Pero más terror me
provocaba imaginar que el Zack bueno de mis sueños no existiera y él real
aceptará. No importaría mucho perder mi vida ¿o sí? ¿Qué significaba yo para
ellos?
-¡Vasta!-
Gritó una voz nueva.
Y de manera casi instantánea me perdí
de lo mejor; el espectáculo principal apenas iba a dar inicio, pero Zack se
agachó y me rodeó con sus brazos, en ese momento no pensé en lo cálido y cómodo
que era tenerlo rodeándome.
El hombre del guante tomó algo entre
sus manos y rompió la gran ventana de la tienda, los cristales hicieron un gran
bullicio, Zack no logró cubrirme de esa imagen. Deborah dio un chillido al ser
impactada por el dueño de la voz masculina, lo vi de espalda, era un joven, de
la misma coorpulatura de Zack.
Un
chico más entró, se hizo cargo del sucio de la entrada, pero tampoco
pude verle de frente.
-¿Qué
haces?- cuestioné a Zack; su intento por cubrirme no se detenía. -¿No piensas
ayudar?- Intenté que mi voz sonara reprendedora, pero sonó a niña asombrada.
-Hoy
no- Dijo él, con una voz más fascinada que la mía, me sentí perdedora.
Un chico de espalda poderosa entró
para ayudarle a sus compañeros. Imposible olvidar su musculatura, era superior
a la de los demás, incluso a la del fornido que me abrazaba.
-¡Son
unos idiotas, ella es, y no quieren aceptarlo!- dijo Deborah con fuego en su
mirada, pude verla y preferí no haberlo hecho, nos miraba a mi y a Zack con
tanto odio que le tuve un temor tremendo.
-No
era razón para querer desvestirla en la vía pública- Le dijo Zack al elevar su
cabeza en la dirección el la que ella se encontraba.
-Debe…-
Un golpe de uno de los chicos la hizo callar… por un rato.- Debe tener el
sello. ¡Lerk sólo intentaba encontrarlo!
-Díselo
a alguien que te crea- Le dijo el chico con la voz de antes.-Esta chica no
puede ser. ¡Yo la conozco y lo sé!
Mi corazón se alteró. Él me conocía,
sabía que yo no podía ser quien sabe quién. No reconocí esa voz de fiereza, no
pude evocarlo.
Me rendí. Ya no podía ver mas sangre
en el aire. Ya no podía ver a las personas de mis sueños en la vida real. Cerré
los ojos.
-¡Melanie!
-gritó Zack por lo bajo.
-No
quiero mirar. -Le dije.
-Esa
era la idea- Dijo, copiaba lo que yo le había dicho antes. Me había prestado
atención ¿o era una coincidencia?
Me levantó, ahora yo estaba en sus
brazos, elevada y con los ojos cerrados, escuchaba el estruendo de la pelea que
seguía su curso. Me sacó de ahí. El ruido era más lejano. Me puso en el suelo
contra la pared.
-Tu
hermano viene por ti, tranquila.
Abrí mis ojos perpleja. ¿Cómo rayos
sabía él que yo tenía un hermano? Lo miré sin parpadear, buscando mis
respuestas, intentándolo.
-¿Cómo
es eso posible?-Le dije. Su mirada inquietante no se despegaba de mí.
-Tranquila.
-¡Estoy
bien! ¡¿Cómo sabes de mi hermano?!
-Tu
celular.- Repuso mientras me entregaba mi teléfono.- Él te llamó, pero no podía
contestarle en tu nombre, le envié un mensaje, pidiéndole que te recogiera
aquí.
Mi mirar tenía mi desconfianza al
borde. Entonces vi la camioneta de mamá acercándose. Zack no tardó; me levantó
del suelo y me subió al auto en un abrir y cerrar de ojos. Fer me puso el
cinturón y arrancó.
No tenía caso preguntarle algo a él.
Cerré los ojos.
Y medité lo ocurrido…
Conclusión: Nada fue real.
Bueno, eso no pudo ser posible. Tantas personas de mis sueños cobrando vida
propia, era imposible.
Haber que tal les parecen
By: Yocelyn Lpz
Saya Chan*
Los leí nada más que los colgaste pero no pude comentar porque se me fue Internet. Me gusta mucho esta historia y parece que tras unos capítulos introductorios llega la acción. ¡Bien!
ResponderEliminarDe verdad siento una curiosidad tremenda por ese Zack y...¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería? Y Zack...¿siente algo por Mel o me lo ha parecido a mí?
Está muy interesante tú sigue así guapaa¡¡
By Myra
gracias myra, si que me emociona q comentes n.ñ
ResponderEliminary bno ps a seguirle!!!
A ver que tal te parece lo que pase despues
Ola Saya, siento muchisimo no haber comntado antes, pero no he tenido tiempo para nada sts dias. La verdad es que estan gniales stos capis. Me encanta Zack!!!
ResponderEliminarPro una cosa, ¿cómo puede ir el hermano y recoger a la chica cuando Zack la sube al coche? ¿El hermano y Zack se conocen de algo?
Un beso, sigue así y aora leo los demas capis k has colgado.
By Triss